El Protocolo Familiar en las Empresas Familiares debe ser concebido como un proceso y no simplemente como un documento impreso. Es un proceso mediante el cual los miembros de la familia empresaria aprenden a trabajar juntos, a resolver los desacuerdos y situaciones que están poniendo en peligro la unión de la familia y la continuidad de la empresa, estableciendo la forma en que evitarán o resolverán en el futuro, los desacuerdos y situaciones que se presenten en su relación como empresarios y como familiares.

Invariablemente, las empresas familiares a las que hemos asesorado para pasar por su proceso de elaboración del Protocolo Familiar han expresado, al firmar el documento final, que lo más valioso de llegar a ese momento, fue el aprendizaje que obtuvieron de todas las experiencias que vivieron juntos en el tiempo que trabajaron en la redacción de su Protocolo Familiar. Cuando el proceso se vive en forma intensa, dejando atrás toda malicia, la familia habrá aprendido a manejar cualquier situación que se les presente posteriormente. Al final de cuentas habrán aprendido la forma en que pueden trabajar juntos. De esta forma, el Protocolo Familiar se convierte en un acuerdo entre los miembros de la familia que regula las relaciones familiares, económicas y profesionales entre los que son propietarios de la empresa, para la organización y administración efectiva de su negocio.