El proceso de elaboración del Protocolo Familiar exige la colaboración de todos los miembros de la familia propietaria que están involucrados en la empresa familiar. En forma general se puede decir que participan en este proceso aquellos miembros de la familia que actualmente son propietarios y aquellos miembros de la familia que en el futuro, ante los ojos de los actuales propietarios, podrían llegar a tener acciones de la empresa, trabajen actualmente en ella o no.

Adiciones a este criterio podrían ser otras personas, miembros de la familia o no, que sin ser propietarios son respetados por todos y considerados como sabios, prudentes y capaces de ver desinteresadamente por el bien de la familia y de la empresa. La regla general para estos casos es que todos deben estar de acuerdo en incluirlos. Si algún miembro de la familia tiene dudas, es mejor no incluirlos y en todo caso, previo acuerdo, consultarlos si se requiere de una opinión externa.

Excepciones a este criterio podrían ser los menores de cierta edad y familiares que aun cuando cumplen alguno de los criterios mencionados no se pueden integrar a la familia por alguna razón. En este último caso la familia se pone de acuerdo tanto en cómo trabajarán juntos como en cuál debe ser su relación con ese familiar no integrado.

La participación de los familiares políticos en la Empresa Familiar

Algunas familias los incluyen, algunos otros no, todos por razones muy particulares de cada familia. Cualquier decisión en este sentido, tomada por la familia después de una reflexión seria, será una buena decisión. Cuando se incluyen es porque se considera que su presencia puede ayudar a crear un ambiente propicio para que los miembros de la familia tomen mejores decisiones.

La experiencia muestra que cuando la familia completa desea incluirlos y lo hace, los resultados son muy positivos en términos de comprometerlos a apoyar los acuerdos alcanzados. “Tenía un concepto muy equivocado de lo que era mi cuñado” y “No conocía la generosidad con que se maneja mi suegro”, están entre algunas de las expresiones que se han escuchado después de terminar un proceso de elaboración de Protocolo Familiar en que fueron incluidos los familiares políticos. El no incluirlos por alguna razón válida y bien reflexionada seguramente no terminará siendo una experiencia negativa con las familias que han decidido que no participen los familiares políticos.

Hay familias que consideraron sano para el proceso el no introducir otros puntos de vista en las deliberaciones para llegar a acuerdo familiares, o que pensaron que la presencia de los familiares políticos podría haber creado un ambiente no propicio para las deliberaciones y los acuerdos. En cualquiera de los casos, en el proceso del protocolo familiar debe incluir sesiones especiales para que estos familiares tomen conciencia de la importancia de los acuerdos que la familia está suscribiendo y de su rol como apoyo para que estos acuerdos se cumplan.